Ella es Tarja Stenius, de 43 años. Una mujer robusta con cara de pocos amigos, convicta por dos crímenes que cometió en Finlandia durante 1996. Él, Kyösti Ensio Ulmanen, de 59 años, cumplía como su mujer cadena perpetua por uno de los asesinatos más sangrientos del siglo cometido en Suecia en 1990.
Ambos redimían sus condenas en el penal finés de Överturneå, (provincia de Ylitornio) y consiguieron un permiso especial del jefe de aquella institución, con el visto bueno de la mismísima presidenta de la República, Tarja Halonen -de igual nombre de pila que la convicta-, para celebrar su matrimonio.
Muy bien trajeados, con las tradicionales alianzas, un bonito ramo de flores para la novia y custodiados únicamente por dos guardias de la prisión, que actuaron como testigos, los reos se trasladaron a Ömeå, donde celebraron su enlace. Los guardianes, con una bondad -o más bien ingenuidad- fuera de toda razón, consideraron que los recién casados podían disfrutar de unas horas de intimidad en la habitación de un hotel. Pero después de esperar las horas pactadas, los guardias pudieron comprobar que la pareja de criminales se había esfumado.
Sumida en el colmo de la confusión, la Policía finlandesa ha emitido un comunicado a sus colegas suecos, con las fotografías de los criminales incluidas, a la vez que avisaba a los ciudadanos de toda Escandinavia para que tuvieran cuidado y no se acercaran a los dos individuos si los veían puesto que, además de ser muy peligrosos, especialmente si han bebido alcohol, van probablemente armados con escopetas de cañones recortados.
En el momento de su fuga, Kyösti Ensio Ulmanen llevaba barba y gafas, aunque los agentes piensan que ya habrá cambiado su aspecto físico. Según los testigos, los criminales recién casados huyeron en un Saab rojo modelo 900, del año 1990. La Policía ya tiene la información de que han pasado la frontera y sospecha que se han escondido en la región sueca de Norrbotten. Durante estos días, los habitantes de la zona cierran con varios candados las puertas de sus casas, algo que no suele considerarse necesario.
Las reacciones de la prensa escandinava son para todos los gustos. Algunos rotativos, además de criticar la buena fe de los responsables finlandeses, hacen llamadas de atención contra los permisos extraordinarios y demás favores que las autoridades penitenciarias conceden a los denominados «internos», que no son otra cosa que despiadados criminales.
CARMEN VILLAR MIR
ABC
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