viernes, 24 de diciembre de 2010

Santa Claus y su historia

Santa Claus, Father Cristmas, Kolya, Niklas, Pezel-Nichol, Semiklaus, Svaty Mikulas, Sinterklass, Papá Noel, Baboo Natale, Knecht Ruprecht, Père Noël… son diferentes nombres para el mismo personaje patriarcal, tierno y protector que reparte regalos a todos los niños del mundo durante la noche del día de Navidad. Anteriormente se le llamó San Nicolás y mucho antes se le conoció como Señor Invierno en centro-europa.

San NicolásSan Nicolás, nacido en Licia (Asia Menor) a finales del siglo III, Obispo de Myra y patrono de Rusia y Grecia, fue una de las figuras más veneradas durante toda la Edad Media tanto en Oriente como en Occidente, y muy especialmente en Bari (Italia) donde se conservan sus reliquias, recuperadas de los musulmanes en 1087 por marinos italianos.

Provenía de una familia adinerada y a la muerte de sus padres se encaminó a la vida religiosa, haciéndose muy popular por su amor a los niños entre los que repartió su fortuna personal. Su fama se extendió y le fueron atribuidas historias milagrosas o de gran bondad como repartir regalos en salidas nocturnas, calmar tempestades o resucitar muertos.

Un relato destaca entre los demás y en él se reconocen algunos aspecto de la tradición. Se trata del relato de Las tres hermanas:

En la ciudad de Patara había tres niñas que no se podían casar porque eran pobres y su padre no tenía dinero para la dote. Por lo que el hombre decide venderlas cuando alcancen edad de ser desposadas.

Enterado San Nicolás acude a la casa para entregar una bolsa de monedad de oro, pero para no ser descubierto la lanza a través de la ventana y ésta cae dentro de un calcetín que la joven había colgado en la chimenea para que se secase.

El viaje se repite para cada una de las niñas cuando llega el momento.

En otras versiones el padre decide prostituirlas, la bolsa de oro son ahora lingotes y éstos son lanzados por el hueco de la chimenea.

En invieno se celebraban las saturnales o fiestas de Saturno en el Imperio Romano. Estas fiestas y ceremonias religiosas terminaban con la entrega de regalos a los niños por parte de todos. La costumbre pervivió al paso del tiempo y en cada lugar era un personaje diferente el encargado de entregar regalos: Befana, la bruja buena, los entregaba a los niños italianos, el Tió a los niños catalanes, el gigante Olentzero a los niños vascos. Y duendes, campesinos de barba blanca, carboneros y otros tenían la misma función en otros parajes. El personaje de San Nicolás hizo de aglutinador.

La tradición de San Nicolás arraigó especialmente en Holanda a partir del siglo XIII, llegando a nombrarle santo protector de Amsterdam. En aquellos días se le representaba con barba blanca, ornamentos eclesiásticos, montado en burro y cargando un saco con regalos para los niños buenos y varas para los desobedientes.

Hacia el siglo XVII llegaba en un barco llamado Spanje (España), con un caballo blanco y un sirviente moro llamado Zwarte Piet (Pedro el negro), que cargaba un saco con golosinas que, cuando quedaba vacío, servía para meter en él a todos los niños que se habían portado mal durante el año y entonces los llevaba a España (un castigo horrible para la época, ya que ambos países eran enemigos).

En Europa no ocurrió lo mismo debido a la tradición reformista inspirada por Lutero, que intentó sustituir al portador de regalos por el propio Niño Jesús —el Cristkind— aunque sin éxito. Aunque sí que tuvo un efecto, pues San Nicolás entregaba los regalos durante la noche del 5 al 6 de diciembre y el rápido avance de la costumbre de entregar los regalos del niño Dios en el día de Navidad, forzó que él también entregara los regalos ese día.

Cuando en 1624 los emigrantes holandeses fundaron Nueva Holanda en el continente americano —Nueva York al pasar a dominio inglés— trajeron con ellos su Sinterklaas, que luego derivó en Santa Claus por la pronunciación anglosajona y desde aquí se popularizó a todo el continente norteamericano, dejando en el camino a su sirviente moro.

Más tarde la tradición hizo el camino inverso y fue Santa Claus quién se popularizó en Europa.

La imagen de Santa Claus fue pasando por diversos estadios hasta llegar a su forma actual. En un poema de 1823 escrito por Clement C. Moore, cambió el trineo tirado por un caballo blanco por uno tirado por renos y lo describió como un tipo alegre, robusto, gordo y de baja estatura. Y situó su llegada en la vigilia de Navidad.
Santa Claus
Posteriormente el dibujante Thomas Nast creó la imagen del personaje vestido de rojo, con gorro y botas altas que saltó a todas las revistas infantiles y periódicos de su tiempo, añadiéndole detalles como el taller del polo norte y su vigilancia sobre los niños buenos y malos de todo el mundo.

Finalmente fue la Coca Cola la que le dio su actual aspecto en 1931, al encargar a Hadbon Sundblom —dibujante de origen sueco— que remodelara el Santa Claus de Nast.

Éste creó un personaje eternamente jovial, más alto, más gordinflón, cargado de años, con barba y bigotes blancos y sedosos, y con ojos pícaros y chispeantes. Mantuvo los colores rojo y blanco —que son los de la compañía— e hizo su traje más lujoso.

2 comentarios:

Blanka dijo...

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!! Y disfruta de estos días con tu hermosa familia.
Un abrazo!!

Alberto Hugo Rojas dijo...

GRCIAS POR VENIR SIEMPRE Y POR TUS PALABRAS.
UN GRAN ABARZO

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