El paraíso azul y transparente de la isla de Paquetá (Río de Janeiro, Brasil) se convirtió en un infierno negro el 18 de enero de 2000. Una rotura
en la refinería Duque de Caixas de Petrobrás (Compañía Brasileña de
Petróleo) arrojó al mar 1.300 toneladas de crudo que dieron lugar a una
mancha de 50 kilómetros cuadrados que tiñó de oscuridad el presente y el
futuro de la exhuberante Bahía de Guanabara. Antes era un lugar de postal. Ahora, un ejemplo de los riesgos de la industria petrolífera.
El vertido acabó con la industria del turismo, intoxicó a peces, aves y
crustáceos y atacó el corazón de un espacio natural protegido. El piche
se agarró a las rocas y a las raíces de los árboles de los manglares provocando su asfixia. Tres décadas después permanece anclado a los fondos de la bahía herida de Guanabara.
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3 comentarios:
qué horror, nos estamos cargando el planeta!
besitos!
Entre las fauces del hombre y ese negro nos estamos cargando nuestro tesoro.
Besos y feliz domingo Alberto.
Ains... y la tierra no hace otra cosa que mandarnos avisos de lo mal que la estamos cuidando.
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