“Desde el tejado donde me encuentro veo incendios, muchos incendios en todo Trípoli. En frente de nosotros hay dos coches cargados de [mercenarios] africanos. Hay disparos por todos sitios. La gente se está manifestando delante de nosotros. Les están matando como a … (…) Les matan donde les encuentran. Cualquiera que esté en la calle puede ser asesinado. Mi primo, que es médico, dice que los doctores están siendo disparados en los hospitales. Y esto va a más. Las cosas están muy mal, realmente mal”.
La voz la mujer de Trípoli contactada por Al Jazeera transmite angustia y temor, pero también determinación. A los libios su propio Gobierno, sus propios tanques les están masacrando por exigir libertad. Pero cada víctima parece estar produciendo el efecto contrario al que buscan los asesinos, que pretenden perpetuarse en el poder derramando sangre. Cada muerto multiplica las protestas, cada libio fallecido acerca un poco más al agonizante régimen de Muammar Gaddafi a su fin. Y no parece que vaya a ser tan plácido como el de sus predecesores tunecino y egipcio en la primavera revolucionaria que está tumbando a las dictaduras árabes. Al excéntrico coronel le pega más ser ejecutado por su círculo que un exilio en Arabia Saudí. LEER MAS Cuartopoder.es
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