Muere Tony Curtis, estrella de Hollywood que brilló en la comedia y el drama

El actor, que compartió roles con Marilyn Monroe en Una Eva y dos Adanes, murió a los 85 años.

Por Rodrigo González M - Diario laTercera

Nunca ganó un premio Oscar, no pasó por el Actor's Studio y demoró cerca de 10 años en ser reconocido como una estrella de Hollywood. Tony Curtis fue un hombre de esfuerzo y, como pocos, debió enfrentar las adversas circunstancias de una cuna humilde para abrirse paso en la vida. Compañero generacional de Marlon Brando, Paul Newman y Steve McQueen, Tony Curtis era uno de los últimos sobrevivientes del Hollywood dorado. Ayer murió a los 85 años en su residencia de Las Vegas, debido a un ataque cardíaco, según informó el médico Mike Murphy.

Idolo cinematográfico en los años 50 y figura del jet set hollywoodense por su matrimonio con la actriz Janet Leigh, Curtis logró granjearse el prestigio de carismática estrella en tres comedias: Una Eva y dos Adanes (1959), de Billy Wilder; Operación faldas (1959) y La carrera del siglo (1965). Las dos últimas las dirigió Blake Edwards, gran especialista en el género.

Quizás la definición más exacta de quién era Tony Curtis la entregó ayer su propia viuda, Jill Curtis: "Tony siempre quiso ser una estrella de cine. Nada más. No tenía pretensiones de ser el actor más dramático del mundo, sino sólo una estrella. Desde que era un muchacho".

Nacido en el Bronx (Nueva York), de padres inmigrantes judíos-húngaros, Curtis se llamaba en realidad Bernard Schwartz y tuvo una infancia modesta. Su papá fue un actor fracasado, que se ganó la vida como sastre, y su madre esquizofrénica solía golpear a los hijos. "Nos cambiábamos constantemente de casa, así que siempre era el nuevo chico del barrio. Tuve que aprender a defenderme para evitar que me rompieran la nariz", recordaba el actor en 1959, durante su período de mayor fama.

Su primer rol importante fue como protagonista de El gran Houdini (1953), al que siguió Trapecio (1954), cinta sobre el mundo del circo donde compartió con Burt Lancaster. Coincidió con este mismo actor en Sweet smell of success (1957), su primera gran película dramática y donde interpretó a un inescrupuloso publicista. En el año 1958 logró su única nominación al Oscar por el rol de un racista prófugo, que escapa de la cárcel junto a un negro (Sidney Poitier) en Fuga en cadenas.

En 1959, Billy Wilder lo reúne con Jack Lemmon y Marilyn Monroe en Una Eva y dos Adanes, considerada la mejor comedia de todos los tiempos por el American Film Institute. En el filme encarna a un músico que huye de la mafia vestido de mujer e inicia un romance con una artista de vodevil (Marilyn Monroe).

Los años 60 ven la disolución de su matrimonio con Janet Leigh (de cuya unión nace la actriz Jamie Lee Curtis) y tras un período de crisis entrega la que es considerada la mejor actuación de su carrera: el psicótico asesino Albert DeSalvo en El estrangulador de Boston (1968). Durante las siguientes décadas, Curtis deambularía en filmes menores y series de televisión, encontrando una segunda vida profesional en la pintura.

El Oscar le fue esquivo, pero el cariño del público y la cercanía de los amigos paliaron la falta de reconocimientos. Ayer, al enterarse de su muerte, el actor Kirk Douglas dijo: "Estuvimos en tres películas juntos (Los vikingos, Espartaco y The list of Adrian Messenger) y era mucho mejor actor de lo que la gente creía. Para eso sólo basta mirar sus trabajo en Una Eva y dos Adanes y Fuga en cadenas".