Ana Seco es canaria y lleva dos años en Etiopía donde ha trabajado con mujeres etíopes en el manejo de colores y telas. Su experiencia ha sido de gran ayuda para aquellas mujeres y un regalo único e inolvidable para Ana.
MARISOL AYALA LAS PALMAS DE GC
- ¿Qué les enseñó a las mujeres y qué aprendió de ellas?
- Verás. Fui a Etiopía con un proyecto aprobado por el Gobierno etíope para impartir clases a la primera generación de diseñadores de moda del país. Esta escuela en la que trabajé, fue creada por las hermanas salesianas de Zway, que llevan más de 10 años con ese proyecto. Las clases eran en inglés, así que lo primero que tuve que enseñarles fue ese idioma, después empecé con la moda y el diseño. Pero si hay algo de lo que me sienta orgullosa es de haberles transmitido confianza en sí mismas y valor para poner en práctica sus ideas. De ellas aprendí tantas cosas, que es difícil resumirlas: generosidad, paciencia, espíritu de sacrificio, de lucha, y sobre todo, que el mejor maquillaje del mundo es siempre la sonrisa.
- Deme razones para hacer un viaje que, supongo, dejó muchas cosas atrás. Cómo fue y cuáles los contactos para alcanzar esa orilla.
- La mejor razón que puedo dar para hacer este viaje, es el conocimiento de que hay personas al otro lado que realmente nos necesitan, y que en pleno siglo XXI todavía hay mucha gente que muere de hambre. Cuando me decidí, me puse en contacto con varias ONG, pero para mi sorpresa es mucho más difícil de lo que uno cree, ya que no todo el mundo vale para llevar a cabo esta experiencia, requiere cierta preparación. Pero los Salesianos me ofrecieron este proyecto que me venía como anillo al dedo dada mi experiencia profesional previa.
- Los medios básicos allá no existen por eso se lo pregunto: ¿Con que cara le miraban quienes tratan de sobrevivir, de comer, y llega usted y les habla de aguja e hilos?...
- Hay que tener en cuenta, que los etíopes son capaces de sobrevivir con muy poco. Todos colaboran para poder mantener a los jóvenes que consiguen acceder a un diploma oficial, ya que eso es garantía de trabajo seguro, pero no puedo negar que muchos de ellos pasaban hambre. Por otra parte, las hermanas en la misión ofrecen trabajos extraescolares a los alumnos con dificultades para darles un sueldito. En la misión hay un taller de costura bastante grande donde pueden trabajar todos los alumnos del departamento de moda, confeccionando por ejemplo los uniformes de los 2.000 niños de la escuela primaria. En algunos casos se les da también ayuda alimentaria. Pero, en general, se priman los estudios y se hacen muchos sacrificios por acceder a ellos
- ¿Cómo es la mujer etíope desde el punto de vista de la creatividad?
- Es muy inteligente. Se trata de un pueblo acostumbrado a la lucha y la supervivencia. Son muy fuertes, y creativas, aunque tienen cierto miedo a la hora de expresar sus ideas como cualquier ciudadano de segunda, que es la posición que sufre la mujer en todos los países subdesarrollados. No olvides que Etiopía es el cuarto país más pobre del mundo.
- ¿Cómo eran las clases y con qué material trabajaba?
- Las clases eran muy prácticas, ya que el idioma siempre fue un obstáculo. Pero afortunadamente, la misión acababa de recibir un contenedor de material escolar, y de ahí pude rescatar témperas, rotuladores, cartulinas, etc. Ten en cuenta que el currículo de estas clases fue copiado de la Universidad Complutense de Madrid, por lo que había que ceñirse a lo que marcaba. Intenté hacer más hincapié en aquellos materiales que sabía que podían conseguir allí y que, aunque parezca increíble, casi todo era chino y de pésima calidad. Ha sido una experiencia maravillosa y cuando me marché se me saltaban las lágrimas al verlas y recordar hoy que yo les enseñé a usar los colores y las reglas hacía tan sólo un año.
- ¿Qué necesitan?
- Las necesidades de mis etíopes, son las mismas que las de todo su país, cubrir sus necesidades primarias para demostrarle al mundo lo que realmente valen. Creo que Etiopía, como el resto de África, necesita sobre todo proyectos como este, que capaciten profesionalmente a su gente y les permita salir adelante en sus países sin la necesidad de emigrar y arriesgar sus vidas en el intento.
- ¿Cuándo volverá?
- Pronto, muy pronto. El año pasado volví con un grupo de voluntarios canarios y llevamos un contenedor de material de comercio. Todo ello gracias a la generosidad de las islas, que es un ejemplo de apoyo y solidaridad con los que menos tienen. De verdad.
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