Fuente: Vida Sana, de H. y M. Diamond.
Debido a los intereses comerciales en juego, la codicia, la conveniencia, la apatía y una burga desinformación, demasiadas personas han llegado a creer que cualquier cosa que se lleven a la boca es válida para alimentarse. Pues no lo es.
En primer lugar, se manipula un alimento creado por la naturaleza y perfectamente capaz de satisfacer las necesidades del cuerpo. Se le desnaturaliza y desvitaliza: se le calienta, recalienta, adultera, pulveriza, fragmenta, deteriora, degrada y estropea de diversas maneras, hasta que no guarda el menor parecido con el producto natural que se cultivó para su consumo.
En segudo lugar, se añaden sustancias químicas. Los hay de todas clases: colorantes que intensifican o modifican los colores existentes; tintes para realzar el aspecto; conservantes para impedir el deterioro, de modo que tres semanas después de comprar una hogaza de pan blanco (que viene a ser como plástico enriquecido con vitaminas), siga todavía tierna.
En la tercera etapa se llega a nuevas cimas e la práctica de la intriga. Los fabricantes contratan personas influyentes, capaces de conseguir que las leyes concedan a esos alimentos la denominación de naturales. ¡Es increíble! ¿Se ha preguntado alguna vez cómo es posible que un alimento que contiene más del 50% de azúcar procesado y que chorrea aditivos puede ser considerado natural? ¡Gracias a la legislación!
La cuarta etapa es la del empaquetado. Tiene mucha importancia, pues se invierte más dinero en el envase que en el mismo producto: cajas de cuatro colores gritan promesas de valor y sabor, cupones para sorteos, las palabras "NATURAL AL 100%" en grandes letras, y quizá un pito o cualquier otra baratija incluida para incitarle a comprar.
Llegamos así a la quinta etapa, la última. Se recurre a una agencia de publicidad para que convenza al público de las virtudes del producto. Muestran personas felices y sanas que disfrutan del producto al ritmo de una cancioncilla pegadiza; se anuncia todo menos el valor real del producto.
Danone, "mierda enriquecida".
Debido a los intereses comerciales en juego, la codicia, la conveniencia, la apatía y una burga desinformación, demasiadas personas han llegado a creer que cualquier cosa que se lleven a la boca es válida para alimentarse. Pues no lo es.
En primer lugar, se manipula un alimento creado por la naturaleza y perfectamente capaz de satisfacer las necesidades del cuerpo. Se le desnaturaliza y desvitaliza: se le calienta, recalienta, adultera, pulveriza, fragmenta, deteriora, degrada y estropea de diversas maneras, hasta que no guarda el menor parecido con el producto natural que se cultivó para su consumo.
En segudo lugar, se añaden sustancias químicas. Los hay de todas clases: colorantes que intensifican o modifican los colores existentes; tintes para realzar el aspecto; conservantes para impedir el deterioro, de modo que tres semanas después de comprar una hogaza de pan blanco (que viene a ser como plástico enriquecido con vitaminas), siga todavía tierna.
En la tercera etapa se llega a nuevas cimas e la práctica de la intriga. Los fabricantes contratan personas influyentes, capaces de conseguir que las leyes concedan a esos alimentos la denominación de naturales. ¡Es increíble! ¿Se ha preguntado alguna vez cómo es posible que un alimento que contiene más del 50% de azúcar procesado y que chorrea aditivos puede ser considerado natural? ¡Gracias a la legislación!
La cuarta etapa es la del empaquetado. Tiene mucha importancia, pues se invierte más dinero en el envase que en el mismo producto: cajas de cuatro colores gritan promesas de valor y sabor, cupones para sorteos, las palabras "NATURAL AL 100%" en grandes letras, y quizá un pito o cualquier otra baratija incluida para incitarle a comprar.
Llegamos así a la quinta etapa, la última. Se recurre a una agencia de publicidad para que convenza al público de las virtudes del producto. Muestran personas felices y sanas que disfrutan del producto al ritmo de una cancioncilla pegadiza; se anuncia todo menos el valor real del producto.
Danone, "mierda enriquecida".
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