Churrascada como una condenada de la Santa Inquisición
El pasado sábado, el Obispo de Tenerife publicaba una carta en la que, tras unas banalidades previas, iba a saco directamente al bolsillo de lector y la conciencia cristiana pidiendo dinero para finalizar la restauración del edificio que, entre otros usos, es su residencia particular. Resulta cuanto menos curioso que se intente de nuevo, como remache a ésta campaña de recaudación, seguir pidiendo dinero a la sociedad tinerfeña a través de la prensa, cuando tienen a Cáritas Diocesana dejada de la mano de Dios, sin apenas recursos ante la avalancha de personas (cristianas o no) que acuden a tocar a su puerta en busca de comida o ropa por culpa de ésta crisis económica. Y que, para colmo, usurparon una sede del centro de día para ubicar sus oficinas provisionales, sin la voluntad de trasladar dicho centro a otro lugar, dejando sin asistencia a decenas de personas.
Porque esa es otra, con lo mal que lo estamos pasando económicamente en Canarias según numerosos indicadores, algunos de la propia Cáritas, resulta bastante jodido que don Bernardo, del cual aun espero disculpas por aquellas declaraciones controvertidas o que tiene numerosas sentencias en contra por controvertidos despidos de profesores de religión que al final pagamos todos, nos pida más de un millón de euros como si tal cosa para, insisto, su residencia. ¡Mira que fueron pesados al inicio de la recaudación! Recuerdo que hasta El Dia publicaba una copia diariamente del extracto de la cuenta, con las donaciones realizadas para que empresas y particulares pudieran presumir con el pecho hinchado.
“Queridos Hermanos, estamos aqui reunidos para sacaros las perras…”
Allá cada uno con su conciencia. Yo desde luego no pienso dar un céntimo.
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