El Dedo de Dios fue digno símbolo del pueblo de Agaete hasta que en Noviembre de 2005 la Tormenta Delta quiso devolverlo a su mítico dueño y lo mandó a mejor vida. Desde entonces reposa en el fondo marino, invisible a los ojos de los pobres mortales.
Pero las autoridades, siempre conservadoras, no han eliminado la señalización que conducía al monumento natural. Tres años casi han pasado y aún pueden observar un montón de discos como el de la fotografía según se acerca uno al Puerto de las Nieves.
Por si fuera poco, para recuerdo de la desaparecida deidad digital se ha levantado la horterada que pueden ver al fondo: el relieve del Dedo de Dios en técnica de “vaciado de torre de ladrillos”. Sólo se puede disfrutar esta escultura en Caspacanaria, pues no ha merecido el interés de ninguna página cultural (lógicamente).
Siempre le quedará a Agaete el Dedo del Alcalde, índice con el que señala certeramente la puerta del Ayuntamiento al líder de la oposición para expulsarlo de los plenos reiteradamente. ¿Será que lo despide del Ayuntamiento para que se vaya a cambiar la cartelería personalmente?
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