domingo, 28 de marzo de 2010

La locura de los horarios en España. Causas y consecuencias.

Este viernes tuve la oportunidad de disfrutar con mi mujer de una noche sin hijos (hija en este caso). Las que sois madres y padres, sabéis perfectamente a qué me refiero. Los que no, puede que algún día lo sepáis. El caso es que fuimos a cenar a las 20:40 a un restaurante italiano del que somos fans (Mamma Juana, por si vivís en Madrid). ¡No había ni un alma en el restaurante! Nadie, cero, todo para nosotros. Fue genial claro. No teníamos ningún tipo de prisa, pero la atención fue toda para nosotros, silencio, tranquilidad. Un lujo. Pero, ¿por qué estábamos solos en el restaurante?

Algo que llama poderosamente la atención cuando viajas al extranjero o cuando algún extranjero viene a nuestro país (especialmente nuestros vecinos europeos) son los horarios. Realmente tenemos un problema con el reloj. En cualquier país de nuestro entorno, los horarios son mucho más racionales que los nuestros. Sobre todo en lo que se refiere a la hora de la cena. Siempre me ha chocado el que tengamos horarios tan distintos al resto de Europa. Mi explicación hasta ahora se basaba en el clima, más horas de sol, más calor a ciertas horas del día, etc… Pero, ¿por qué en Italia, Grecia o Portugal esto no ocurre lo mismo? Tampoco sé si es cuestión del idioma (no creo), ¿al otro lado del charco, en latinoamérica, pasa lo mismo?

Esto no ha sido así siempre. Hasta los años 30, en España, se comía a las 12 y se cenaba a las 17 como en muchos países de Europa. Fijaros que hasta a mi me resulta increíble ¡cenar a las 17! ¡Si aún tengo el filete atravesado! ¿Cuál ha sido la consecuencia de todo esto? Pues por ejemplo, el dramático desajuste entre el horario escolar y el laboral. Veamos. Los niños entran al cole a las 9 y salen a las 12:30, con la sana idea de que coman a las 13:00. Pero a esa hora los padres aún no están. Luego salen a las 17, para que se cene a las 18 como muy tarde, pero a esa hora muchas madres y padres aún están trabajando. Es decir, mientras que los horarios de los colegios siguen las pautas de los años 30, los horarios laborales han cambiado. Claro está, que es mucho mejor el horario escolar. No se trata de cambiarlo, sino de cambiar el horario laboral. La trágica consecuencia de todo esto es que los niños pueden llegar a estar desde las 8 hasta las 18 en el colegio, 10 horas. Sumadas a las 8 mínimas de sueño, nos dejan unas míseras 6 horas para disfrutar y que disfruten de nuestra compañía. Los números cantan.

Pero ¿cuál fue el origen del cambio? La causa: La guerra. La consecuencia: el pluriempleo.

Tras la guerra civil, el pais estaba destrozado. Las cartillas de racionamiento eran necesarias para adquirir comida. Era también la época del extraperlo y la picaresca. En esta situación era muy complicado mantener a una familia con un solo trabajo. Más aún si tenemos en cuenta que el Régimen de Franco no permitía trabajar a las mujeres casadas. Mi propia abuela tuvo que dejar su trabajo de administrativa, cuando se casó con mi abuelo. La consecuencia directa fue el pluriempleo.

Recuerdo que mi abuelo me contaba cómo ganaba 500 pesetas por la mañana y 500 pesetas por la tarde en dos trabajos distintos. Era la norma. La película El pluriempleado del 1972 es toda una revelación. Este pluriempleo forzó un horario laboral y unas costumbres adaptadas que a que la mujer no trabajara y se quedara en casa. Era muy común que el marido llegara a las 2 o 2:30 a casa, y que volviera a casa a las 19 por la tarde. Yo mismo he vivido ese horario, y seguro que muchos de vosotros también.

La cuestión es que estas costumbres y horarios no se han movido un ápice desde entonces. Aunque la mujer se ha incorporado masivamente al mercado laboral, se siguen manteniendo. Por ejemplo, la muy arraigada costumbre de comer 2 platos y postre, el famoso “menú del día”. Está claro que cuando a la mujer no se la permitía trabajar, podía emplear la mañana en preprar un menú completo (como de fin de semana) para su marido. Además, tenía sentido, porque éste tenía que volver al tajo por la tarde. El problema es que nos hemos acostumbrado a eso, y demandamos el mismo tipo de menú cuando vamos a trabajar (aunque ya vamos cambiando). Mientras que en otros países se come en 20-30 min, en el nuestro se emplean 40-60 min. Hay quien argumenta que comemos mejor. No lo tengo tan claro. Meterse dos platos y postre, para pasar sentado 5 o 6 horas es comer demasiado.

Lo triste del caso es que estas jornadas laborales no parecen haber mejorado en absoluto nuestra productividad, que sigue en las más bajas de Europa. No se trata de “echar horas” sino de “poner resultados”. Es más, estamos entre los paises de Europa que menos duermen, y esto no solo afecta a la productividad, sino también a la salud. Por ejemplo, el prime time de Televisión aquí es a las 22 mientras que en Inglaterra es a las 20 o las 19.

¿Cómo escapar de esta espiral? Cambiando. Adoptando hábitos racionales. Se puede comer sano sin comer menú del día, con dos platos y postre. Se debería desayunar mucho más fuerte, y comer mucho menos. Sobre todo si trabajas, como yo, sentado la mayor parte del día. Por supuesto, hay que cumplir con los horarios laborales de una forma mucho más estricta, saliendo del trabajo todos los días a la misma hora. Esto permitiría más tiempo para otras actividades. En Holanda, por ejemplo, nada más acabar la jornada laboral se cena. A las 17 o 18, y luego se hace deporte, salir, o ir de compras. A las 20 o antes todos están en casa, y preparándose para dormir.

Poco a poco deberíamos ir adaptando nuestros horarios a los del resto de Europa. No es algo “nuestro”, que sea peculiar o que vaya con “nuestra forma de ser”. Antes no éramos así, y solo unas circunstancias históricas nos forzaron a cambiar. Ahora ya no tiene sentido mantener estos hábitos y las ventajas para nuestra salud y nuestra vida familiar y personal son evidentes. ¿Qué pensáis? ¿Creéis que es posible cambiar estos horiarios? ¿Qué pasos creéis que se deberían dar para hacerlo? ¿Qué inconvenientes véis? ¿Habéis captado la ironía en la cita de Oscar Wilde?

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

el cambio de hora es un rollo total!
ke descontrol ahora hasta ke uno se vuelva a adaptar!
besos alberto

Anónimo dijo...

buen blog!

Alberto Hugo Rojas dijo...

ELENA... PUES SI ES UNA GRAN MOLESTIA. PENDIENTE DEL CAMBIO DE NO QUEDRATE DORMIDO.LO PERO ES ADAPTARSE OTRA VEZ QUE NO ES DENOCHE AUN A LAS 8 0 9. UFF!!.
GRACIAS POR VENIR ELENA

Alberto Hugo Rojas dijo...

ALEXANDRA... GRACIAS ME ALEGRO QUE TE GUSTES. NO DEJES DE VENIOR POR AQUI ESTAMOS.
FELIZ SEMANA

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